La Espondiloartritis Axial (EspA-ax) es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta preferentemente a adultos jóvenes entre los 20 y 45 años, comprometiendo el esqueleto axial, el cual incluye a las articulaciones sacroilíacas y columna vertebral. La causa exacta de esta patología sigue siendo desconocida; sin embargo, se comprende su mecanismo multifactorial, en el cual interactúan factores genéticos, inmunológicos y ambientales1.
A continuación, se describen los factores de riesgo asociados con el desarrollo de EspA-ax:
1. Factores genéticos
El principal factor de riesgo genético para la EspA-ax es la presencia de un antígeno leucocitario del complejo mayor de histocompatibilidad, denominado HLA-B27. Este alelo está presente en aproximadamente el 80-90% de los pacientes con Espondilitis Anquilosante, la forma radiográfica de la enfermedad, y en menor proporción en aquellos con EspA-ax no radiográfica (40-60%), mientras que se encuentra presente en menos del 10% de la población general2,3. Aunque la presencia de HLA-B27 por sí misma no es suficiente para el desarrollo de la enfermedad, ya que se requieren otros gatillos ambientales para el desarrollo de la patología. Es bien conocido que la prevalencia de EspA-ax varía fuertemente entre diferentes grupos étnicos, esto se encuentra en parte explicado por la prevalencia de HLA-B27 alrededor de las diferentes poblaciones del mundo4.
Además del HLA-B27, otros genes como los polimorfismos de la aminopeptidasa del retículo endoplásmico (ERAP) y el receptor de la interleuquina 23 (IL-23R) han sido implicados en la patogénesis de la EspA-ax5. En la Argentina, el HLA-DR1 demostró ser más frecuente en EspA-ax que en aquellos que no presentan la enfermedad6. Estas variantes genéticas participan en la modulación del sistema inmunitario, favoreciendo una respuesta inflamatoria anormal7.
2. Factores inmunológicos
Existen 3 hipótesis o teorías que intentan explicar la intervención del HLA-B27 en la fisiopatogenia de la EspA-ax, es decir en el mecanismo de producción de la enfermedad : la del “péptido artritogénico”, la de “homodímeros de cadenas pesadas libre” y la del “mal plegamiento del HLA-B27”1. Todas ellas conducen a una respuesta inmune mediada principalmente por linfocitos T y citocinas proinflamatorias, como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y la interleuquina-17 (IL-17).
La activación del sistema inmune innato y adaptativo puede desencadenar una respuesta inflamatoria crónica que afecta las articulaciones sacroilíacas y la columna vertebral. Además, se ha observado que el microbioma intestinal desempeña un papel importante en la activación del sistema inmunológico, particularmente en personas genéticamente predispuestas, como aquellas portadoras de HLA-B278,9.
3. Factores medioambientales
El rol de la dieta y el microbioma en la patogénesis de la enfermedad aún no está completamente definido.
A diferencia de la Artritis Reactiva en donde las infecciones bacterianas, especialmente por microorganismos como Klebsiella pneumoniae, Shigella spp. y Salmonella spp., que pueden inducir inflamación reactiva en individuos susceptibles, en la EspA-ax no se ha identificado un agente infeccioso disparador.
Por otro lado, pequeñas variaciones en la diversidad del microbioma intestinal podrían jugar un rol clave en la patogénesis de la enfermedad, ya que un incremento en la permeabilidad intestinal activa el sistema inmune. Se ha planteado que estas alteraciones en el microbioma intestinal pueden desencadenar respuestas inmunológicas aberrantes en el contexto de predisposición genética, tal como puede suceder en individuos con presencia de HLA-B274,10.
El tabaquismo también se ha identificado como un factor de riesgo para la progresión de la EspA-ax. Diferentes estudios han demostrado que los fumadores tienen una mayor probabilidad de desarrollar daño estructural, es decir alteraciones radiológicas (como sindesmofitos), en comparación con los no fumadores11. El humo del cigarrillo tiene muchos componentes químicos, los cuales pueden influir sobre el sistema inmune directa o indirectamente, y también puede modificar el microbioma oral12.
4. Factores biomecánicos
El estrés mecánico repetido en la columna y las articulaciones sacroilíacas puede contribuir al inicio o progresión de la inflamación en la EspA-ax. Se ha propuesto que el daño mecánico puede actuar como un “gatillo” que activa las respuestas inmunes en personas genéticamente predispuestas4,13.
Conclusión
La EspA-ax es una enfermedad compleja en la que convergen factores genéticos, inmunológicos, ambientales y biomecánicos. Aunque la causa exacta de la enfermedad permanece sigue siendo incierta, se sabe que el HLA-B27 desempeña un rol central en su patogénesis. La identificación de los factores asociados con la enfermedad no solo contribuye a una mejor comprensión de ésta, sino que también impulsa el desarrollo de estrategias preventivas y terapéuticas dirigidas a pacientes en riesgo.
Por Dra. Savio
Enero 2025 | FA-11347380
Bibliografía:
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